domingo, 25 de noviembre de 2007

Silla de Metal

Quiso el destino que fuese así, pues malas cartas le dio al repartir. La vida es juego, ganar y perder; repetía el gran croupier. Muy pronto ya él pudo saber las dificultades que habría de vencer. Un laberinto donde vivir, del que es tan difícil salir. Y así su dura prueba continuó... Día a día, luna a luna, sol a sol. El amor de su gente lo ayudó a afrontar con valor la situación. Nunca fue lo suyo lamentarse, ni ceder a la autocompasión. Nunca preguntó ¿por qué es distinto a los demás? Pués sabe que hay preguntas que nadie puede contestar. Y se mueve con la dignidad de un caballero medieval. Pues su desafío es el caminar montado en su silla de metal.


Una guitarra en su habitación posters de grupos, esa es su afición. Ir a conciertos su gran pasión, siempre a sido un chico del rock. Y es que él no necesita compasión, me lo dice con su buen humor. El azar lo que un día le negó de otros modos se lo compensó. Qué lección me das amigo de coraje y optimismo. Yo a veces soy tan débil y suelo desconfiar, pues voy con pies de plomo y me hundó al caminar. Que lección me das amigo... Aceptaste tu destino. Y libras tu batalla como un samurái, montado en tu silla de metal.



Gracias Sherpa.

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